Una Historia (Sombría) de Cómo Estamos Vaciando Nuestro Hogar

La comprensión de la biodiversidad como un límite planetario ha evolucionado considerablemente durante las últimas décadas. Los científicos han reconocido progresivamente que la diversidad biológica representa no meramente una preocupación ambiental sino un límite fundamental para las actividades humanas. Este reconocimiento comenzó con la introducción del marco de límites planetarios por parte del Centro de Resiliencia de Estocolmo, que identificó la biodiversidad (o integridad de la biosfera) como uno de los nueve procesos críticos del sistema Tierra que mantienen la estabilidad planetaria1.

Durante este período de creciente conciencia, la pérdida de biodiversidad se aceleró dramáticamente con la industrialización y ha continuado empeorando. La evidencia muestra que desde 1992 hasta 2014, hubo una disminución de aproximadamente el 40% en el valor del capital natural por persona a nivel mundial2. Esta alarmante tendencia provocó una creciente atención científica, que culminó en marcos como la Red de Seguridad Global que mapea elementos integrales de biodiversidad que requieren protección3. En medio de este desarrollo científico, el reconocimiento del valor económico de la biodiversidad ganó prominencia con la Revisión Dasgupta de 2021, que propuso metodologías para incluir el valor intrínseco de la naturaleza como un activo económico2.

El Estado del Arca

La condición actual de la pérdida de biodiversidad dibuja un panorama preocupante para los ecosistemas globales. Ya hemos cruzado el límite planetario para la integridad de la biosfera41, con tasas de extinción actuales que alcanzan más de 100 extinciones por millón de especies-años—al menos diez veces más alto que el límite seguro de 10 extinciones por millón de especies-años1. Dentro de este contexto, los científicos estiman que de aproximadamente 8 millones de especies en la Tierra, alrededor de una de cada ocho enfrenta la amenaza de extinción4.

Las actividades humanas impulsan estos efectos sin precedentes sobre la biodiversidad a través de cinco presiones ambientales principales: pérdida y degradación del hábitat, especies invasoras, sobreexplotación, contaminación y cambio climático56. A la vanguardia de estos impulsores, la pérdida de hábitat (particularmente por la conversión de áreas naturales a usos urbanos y agrícolas) y las especies invasoras son consideradas las fuerzas primarias, aunque las cinco interactúan para acelerar el declive de la biodiversidad5.

La agricultura emerge como el impulsor dominante del colapso de la biodiversidad, con una presión intensificada que se espera a medida que la población global crece bajo condiciones cambiantes del clima7. Las consecuencias de estas presiones son evidentes en todos los ecosistemas, ya que alteran distintivamente la composición de las comunidades y disminuyen la diversidad local en entornos terrestres, de agua dulce y marinos6.

Las implicaciones económicas de este declive son sustanciales, con un impacto de la pérdida de biodiversidad estimado en 10 billones de dólares anuales, incluyendo costos de atención médica y pérdidas agrícolas8. Para ilustrar esta dimensión económica, la disminución de poblaciones de abejas amenaza cultivos valorados en más de 235 mil millones de dólares anualmente, planteando serios riesgos para la seguridad alimentaria global y la nutrición8.

La Cuenta Regresiva en Cascada: Qué Sucede Después

La trayectoria de la pérdida de biodiversidad apunta hacia un declive acelerado sin una intervención significativa. El informe de evaluación global de IPBES proyecta una pérdida de un millón de especies en las próximas décadas2. Más allá de estas pérdidas directas, efectos en cascada se propagarán a través de los ecosistemas y las sociedades humanas.

A medida que avanzamos en el siglo XXI, se espera que el cambio climático se convierta en un impulsor primario de la pérdida de biodiversidad5. Las interacciones entre el cambio climático y los límites planetarios de integridad de la biosfera sugieren que la transgresión de uno puede llevar a un riesgo que aumenta más abruptamente en el otro1. Esta relación crea un peligroso ciclo de retroalimentación donde el cambio climático acelera la pérdida de biodiversidad, que a su vez debilita las capacidades de secuestro de carbono, exacerbando así aún más el cambio climático.

La dimensión de salud humana de la pérdida de biodiversidad se volverá cada vez más significativa a través de múltiples vías. A medida que los sistemas ecológicos continúan siendo perturbados, el riesgo de futuras pandemias aumenta9. Concurrentemente con este riesgo de enfermedades, la disminución de servicios ecosistémicos como aire limpio, agua y producción de alimentos afectará el bienestar humano a escalas sin precedentes810.

Desafíos en el Camino hacia la Recuperación

Abordar la pérdida de biodiversidad presenta varios desafíos interconectados que complican los esfuerzos de conservación. La valoración de los servicios ecosistémicos sigue siendo extremadamente difícil, creando obstáculos para la política económica. Por ejemplo, calcular la importancia de los servicios de polinización implica preguntas complejas sobre alternativas mecánicas, dependencias de cultivos e impactos ecosistémicos más amplios2. Esta dificultad de valoración a menudo lleva a subestimar el verdadero valor de la biodiversidad.

La presión para alimentar a una población creciente crea tensión entre la expansión agrícola y las necesidades de conservación del hábitat7. Dentro de este contexto agrícola, el papel crítico de la gestión de paisajes agrícolas en detener la pérdida de biodiversidad permanece en gran parte inexplorado a escalas globales7. Esta brecha de conocimiento obstaculiza el desarrollo efectivo de políticas que podrían equilibrar la producción de alimentos con la conservación.

Los procesos de toma de decisiones frecuentemente priorizan el desarrollo económico sobre la conservación de la biodiversidad, creando tensiones políticas entre las necesidades humanas inmediatas y la preservación ecológica a largo plazo2. Esta priorización refleja problemas sistémicos más amplios en cómo valoramos las ganancias económicas a corto plazo frente a la estabilidad ecológica a largo plazo.

La naturaleza multifacética de las amenazas a la biodiversidad complica aún más las soluciones, ya que los cinco impulsores de la pérdida de biodiversidad interactúan de maneras complejas, haciendo que las intervenciones aisladas sean ineficaces. Los ecosistemas fragmentados se vuelven menos resilientes y más vulnerables a especies invasoras, creando efectos en cascada que aceleran el declive de la biodiversidad5. Estas interacciones requieren enfoques holísticos en lugar de soluciones para problemas individuales.

A pesar de la investigación extensa, las generalizaciones sobre las dimensiones y el alcance de los impactos humanos en la biodiversidad siguen siendo ambiguas, con opiniones mixtas que persisten sobre la trayectoria de la biodiversidad a escalas locales6. Estas brechas de conocimiento impiden el desarrollo de estrategias de conservación dirigidas que podrían abordar eficazmente la pérdida de biodiversidad.

Cómo Reparar la Red

A pesar de estos desafíos significativos, existen oportunidades prometedoras para abordar la pérdida de biodiversidad. La expansión de áreas protegidas ofrece beneficios sustanciales para la biodiversidad y el clima. Las áreas protegidas actuales almacenan entre el 12% y el 16% de las reservas de carbono terrestres, y aumentar la cobertura al 50.4% del ámbito terrestre podría reducir sustancialmente el riesgo de extinción mientras mejora el almacenamiento de carbono113. Este doble beneficio resalta las potenciales sinergias entre la conservación de la biodiversidad y la acción climática.

La conectividad entre áreas protegidas proporciona otra oportunidad importante a través de corredores ecológicos que pueden mejorar la efectividad de la conservación mientras almacenan densidades de carbono similares a las áreas protegidas que conectan11. Estos corredores requerirían solo un 4.3% de área terrestre adicional pero podrían mejorar dramáticamente la resiliencia del ecosistema3, demostrando un uso eficiente de la tierra para ganancias de conservación.

El dominio económico ofrece potencial de transformación a través del concepto de una “economía de la biodiversidad” que valora las contribuciones de la naturaleza e integra la conservación con el desarrollo. Incluir parámetros como recursos extraídos, servicios ecosistémicos, impactos climáticos y condiciones del hábitat en los cálculos del PIB podría transformar fundamentalmente los incentivos económicos2. Este cambio de valoración alinearía los sistemas económicos con las realidades ecológicas.

La innovación agrícola presenta oportunidades a través de sistemas con límites claros para los impactos en la biodiversidad que podrían minimizar las consecuencias negativas mientras mantienen la producción de alimentos. Tales límites abordarían cambios en el uso de la tierra, extracción de agua, contaminación por pesticidas, contaminación por nutrientes y simplificación del paisaje7. Estos enfoques agrícolas reconciliarían las necesidades de seguridad alimentaria con la conservación de la biodiversidad.

El éxito en la conservación reconoce cada vez más la importancia del conocimiento indígena y la participación de las comunidades locales. El enfoque de la Red de Seguridad Global enfatiza mantener a las personas en la tierra, particularmente a los pueblos indígenas, para lograr resultados de conservación3. Este enfoque inclusivo mejora tanto la justicia social como la efectividad de la conservación.

El Papel de la Biodiversidad en un Espacio Seguro y Justo

La pérdida de biodiversidad ejemplifica la premisa central de la Economía de la Rosquilla—que exceder los límites planetarios socava los cimientos sociales necesarios para el bienestar humano. El modelo de la rosquilla visualiza un espacio seguro y justo entre las necesidades sociales y los límites ecológicos2.

Cuando la pérdida de biodiversidad excede su límite (como lo hace actualmente), impacta directamente múltiples elementos de los cimientos sociales. La biodiversidad sustenta la producción de alimentos a través de la polinización, la fertilidad del suelo y la diversidad genética, y su pérdida amenaza la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial89. La disrupción del ecosistema aumenta el riesgo de enfermedades y reduce el acceso a recursos medicinales, mientras que la disminución en servicios ecosistémicos como agua limpia afecta directamente la salud humana810. Los impactos económicos de la pérdida de biodiversidad se propagan a través de sectores como la agricultura, la pesca y la atención médica, afectando los medios de vida y la seguridad económica8. La degradación de humedales, que filtran agua dulce, ha llevado a una disminución del 35% en la cobertura global de humedales desde 1970, aumentando las enfermedades transmitidas por el agua y reduciendo la disponibilidad de agua8.

El marco de la rosquilla revela cómo la conservación de la biodiversidad aborda simultáneamente múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible: Vida de Ecosistemas Terrestres (ODS 15), Vida Submarina (ODS 14), Acción por el Clima (ODS 13), Hambre Cero (ODS 2), Salud y Bienestar (ODS 3), y Agua Limpia y Saneamiento (ODS 6). La interconexión destacada por el modelo de la rosquilla muestra que el papel de la biodiversidad en el apoyo a un espacio operativo seguro para la humanidad reside principalmente en sus interacciones con otros límites1. Esta perspectiva sistémica subraya la necesidad de enfoques integrados que reconozcan las interconexiones ecológicas.

Por Qué Actuar Ahora es la Única Opción

La pérdida de biodiversidad representa uno de los límites planetarios más severamente transgredidos, con consecuencias de largo alcance para la estabilidad ecológica y el bienestar humano. La evidencia demuestra que las tasas de extinción actuales exceden vastamente los niveles seguros, impulsadas principalmente por la destrucción del hábitat, especies invasoras, sobreexplotación, contaminación y cambio climático.

A través del marco de la Economía de la Rosquilla, podemos entender cómo la pérdida de biodiversidad socava los cimientos sociales esenciales para el florecimiento humano. Los impactos económicos por sí solos—estimados en 10 billones de dólares anuales—destacan las consecuencias materiales de exceder este límite planetario. La pérdida de biodiversidad amenaza la seguridad alimentaria, la salud humana, los sistemas hídricos y la estabilidad climática.

La investigación revela brechas críticas de conocimiento, particularmente en la comprensión de trayectorias de biodiversidad local, valoración de servicios ecosistémicos y desarrollo de sistemas agrícolas efectivos que apoyen la biodiversidad. Existen oportunidades prometedoras en la expansión de áreas protegidas, establecimiento de corredores ecológicos, desarrollo de economías de biodiversidad, establecimiento de límites agrícolas y participación de comunidades locales.

Avanzar requiere reconocer la biodiversidad no como un problema ambiental aislado sino como un límite fundamental que, cuando se cruza, pone en peligro el espacio seguro y justo para la humanidad previsto en la Economía de la Rosquilla. Revertir la pérdida de biodiversidad exige cambios transformadores en los sistemas económicos, agrícolas y de conservación, guiados por una comprensión holística de las interconexiones ecológicas y su relación con el bienestar humano.

Bibliografía