La Huella Creciente del Clima en los Ingresos y el Trabajo a Nivel Global

La economía global se encuentra en una coyuntura crítica a medida que el cambio climático perturba cada vez más los sistemas económicos establecidos y transforma las condiciones laborales en todo el mundo. Los Ingresos y el Trabajo representan una dimensión clave de la base social dentro del marco de la Economía Donut, ya que los cambios impulsados por el clima reconfiguran los mercados laborales, la productividad y la producción económica a nivel global.

El modelo de la Economía Donut, que conceptualiza un “espacio seguro y justo” entre las bases sociales y los límites planetarios, proporciona un marco ideal para comprender estas complejas interconexiones. A medida que el cambio climático se intensifica, desafía fundamentalmente la capacidad de mantener ingresos y oportunidades de trabajo adecuados para todas las personas respetando los límites ecológicos1. El cambio climático no es simplemente una crisis ambiental, sino también una económica que ya ha comenzado a reconfigurar los mercados laborales globales y continuará haciéndolo con creciente severidad en las próximas décadas2.

Los impactos económicos del cambio climático se extienden mucho más allá de los sectores comúnmente discutidos como la agricultura, afectando la manufactura, el comercio minorista, el transporte y los servicios a través de múltiples vías. La investigación actual indica que la pérdida de productividad, y no simplemente la destrucción de capital, está emergiendo como el principal motor del daño económico, con reverberaciones en todas las cadenas de suministro globales3. Un análisis exhaustivo tanto de los patrones históricos como de las proyecciones futuras del impacto del cambio climático en los Ingresos y el Trabajo identifica desafíos, oportunidades y caminos potenciales hacia un futuro económico más sostenible.

Rastreo de las Raíces Históricas del Impacto Económico del Clima

La comprensión de los impactos económicos del cambio climático, particularmente en los ingresos y el empleo, ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Inicialmente, los análisis económicos del cambio climático se centraron principalmente en los daños directos a la propiedad y la infraestructura, con limitada atención a los efectos sobre la productividad y las perturbaciones del mercado laboral. Sin embargo, a medida que los enfoques analíticos se han vuelto más sofisticados, los economistas han reconocido cada vez más las formas profundas y multifacéticas en que el cambio climático influye en los patrones de trabajo y la productividad económica4.

La evidencia histórica demuestra que los eventos climáticos extremos ya han producido costos económicos sustanciales. En Australia, las sequías severas han reducido el PIB del país en aproximadamente un 1%, mientras que las perturbaciones económicas regionales por eventos como las inundaciones de Tailandia en 2011 causaron daños que ascienden a alrededor del 10% del PIB de Tailandia56. De manera similar, los incendios forestales de California en 2018 generaron costos económicos estimados que alcanzaron los $350 mil millones, o alrededor del 1.7% del PIB de EE. UU.6. Estos ejemplos históricos representan indicadores tempranos de la capacidad del cambio climático para perturbar los sistemas económicos y los mercados laborales.

Los enfoques de modelización económica también han evolucionado sustancialmente. Los primeros modelos típicamente usaban representaciones muy agregadas de los daños climáticos, pero los marcos más nuevos han comenzado a capturar los impactos sectoriales y regionales de manera más efectiva. El modelo ENV Linkages de la OCDE, por ejemplo, ahora vincula los impactos climáticos con actividades económicas específicas como la productividad laboral y los cambios en los factores de producción, proporcionando una comprensión más matizada de cómo el cambio climático afecta diferentes aspectos de la economía4. Esta evolución representa un avance significativo en la comprensión de cómo el cambio climático impacta específicamente las oportunidades de ingresos y trabajo en diversas regiones y sectores.

El patrón histórico de perturbación económica relacionada con el clima también ha revelado importantes desigualdades en la vulnerabilidad. La investigación muestra consistentemente que los países en desarrollo y las regiones más cercanas al ecuador han experimentado daños económicos relacionados con el clima más significativos históricamente, estableciendo un patrón de impacto desproporcionado que los economistas proyectan que se intensificará en las próximas décadas74. Esta distribución desigual de los impactos tiene importantes implicaciones para el desarrollo económico global y las tendencias de desigualdad.

Observando las Tensiones Económicas Actuales Impulsadas por el Clima sobre el Trabajo

El cambio climático ya está teniendo efectos medibles sobre los ingresos y el trabajo a nivel global, con impactos que varían significativamente según el sector, la región y el estatus socioeconómico. La evidencia actual demuestra que el aumento de las temperaturas está limitando activamente el trabajo efectivo en todo el mundo a través de múltiples vías, incluyendo la reducción de las horas de trabajo y la disminución de la productividad durante el tiempo de trabajo2.

Solo en América del Norte, los desastres climáticos han costado aproximadamente $415 mil millones en los últimos tres años, con porciones significativas atribuibles a incendios forestales y huracanes8. Estos daños directos se ven agravados por las pérdidas de productividad a medida que los trabajadores experimentan estrés por calor, especialmente en ocupaciones al aire libre y físicamente exigentes. La investigación muestra que tanto la oferta de trabajo (horas trabajadas) como la productividad durante esas horas disminuyen bajo altas temperaturas, particularmente en regiones sin infraestructura de control climático generalizada2.

Los impactos actuales son más pronunciados en sectores expuestos al clima como la agricultura, donde los extremos de temperatura afectan directamente las condiciones de trabajo. Sin embargo, los efectos se extienden más allá de estas industrias tradicionalmente vulnerables a los sectores de manufactura, comercio minorista y servicios a través de múltiples canales, incluyendo interrupciones en la cadena de suministro, cambios en la demanda de energía y pérdidas de productividad relacionadas con la salud23. Notablemente, estos impactos están ocurriendo incluso con los niveles actuales de calentamiento, que aún no han alcanzado los picos proyectados en la mayoría de los escenarios climáticos.

La distribución espacial de estos impactos revela patrones significativos de desigualdad. Las regiones entre los paralelos 20 de latitud norte y sur están experimentando el daño económico más severo por el aumento de las temperaturas, creando presiones económicas que están comenzando a influir en los patrones de migración tanto dentro como entre países7. La evidencia actual indica que el cambio climático ya está intensificando las tendencias de urbanización, particularmente en los países en desarrollo, a medida que los trabajadores rurales buscan oportunidades de empleo más resilientes al clima en las ciudades7.

Las cadenas de suministro globales están demostrando ser particularmente vulnerables a la perturbación climática. Eventos recientes como las inundaciones en el Extremo Norte de Queensland que amenazaron la producción de banano de Australia (que representa el 94% de la producción nacional) ejemplifican cómo los impactos climáticos concentrados regionalmente pueden tener efectos económicos en cascada a través de las redes de suministro5. Estas perturbaciones a menudo impactan industrias aparentemente no relacionadas con el evento climático inicial, destacando la compleja interconexión de los sistemas económicos modernos.

Las adaptaciones actuales del mercado laboral incluyen cambios en las horas de trabajo, una mayor adopción de tecnologías de enfriamiento y ajustes informales en la programación del trabajo; sin embargo, estas medidas de adaptación a menudo siguen siendo insuficientes y se distribuyen de manera desigual entre las regiones ricas y pobres2. El resultado es un patrón emergente de presión económica inducida por el clima que afecta desproporcionadamente a los trabajadores y regiones económicamente vulnerables.

Anticipando Presiones Climáticas Crecientes sobre los Medios de Vida Futuros

Se proyecta que el impacto del cambio climático en los ingresos y el trabajo se intensificará drásticamente en las próximas décadas, con modelos económicos que sugieren una perturbación sin precedentes en los mercados laborales y la productividad. Para 2049, el cambio climático podría costar a la economía global aproximadamente $38 billones anuales, una cifra que supera en más del doble el PIB de toda la Unión Europea9. Esta proyección refleja una aceleración de las tendencias actuales, con impactos que crecen de forma no lineal a medida que aumentan las temperaturas.

Las proyecciones del mercado laboral indican que tanto la oferta de trabajo como la productividad disminuirán en condiciones climáticas futuras, particularmente en las regiones tropicales2. Este doble impacto, menos horas de trabajo combinadas con una productividad reducida durante esas horas, agrava el daño económico más allá de lo que la mayoría de los modelos económicos tradicionales han calculado. A medida que aumentan las temperaturas, los trabajadores en sectores al aire libre y regiones sin control climático generalizado enfrentarán condiciones de trabajo cada vez más insostenibles, lo que obligará a la adaptación mediante la reducción de horas, cambios sectoriales o migración27.

Las interrupciones en la cadena de suministro representan un mecanismo de amplificación crítico pero subestimado anteriormente para las pérdidas económicas relacionadas con el clima. Investigaciones recientes indican que estas interrupciones causarán que el daño económico aumente exponencialmente a medida que el planeta se calienta, con efectos en cascada a través de las redes de producción globales que crearán pérdidas en regiones no directamente afectadas por eventos climáticos10. Se proyecta que esta propagación de impactos económicos a través de las cadenas de suministro causará pérdidas económicas netas de entre $3.75 billones y $24.7 billones (en dólares de 2020) para 2060, dependiendo de los escenarios de emisiones futuras10.

Las disparidades regionales en estos impactos probablemente intensificarán las desigualdades económicas existentes. Bajo un escenario climático intermedio (RCP7.0), el PIB global podría reducirse en un 9% para 2070 y un 12% para 2100, pero estas pérdidas serían muy desiguales7. África, Asia y América del Sur serían las más gravemente afectadas, con reducciones proyectadas del PIB del 40%, 25% y 34% respectivamente para 2070, mientras que las regiones más desarrolladas experimentarían pérdidas significativamente menores7. Algunas regiones de latitudes más altas como Europa podrían incluso experimentar modestos aumentos del PIB, en parte debido a las afluencias de migración climática7.

Los patrones de migración reflejarán estas presiones económicas, con el cambio climático acelerando la urbanización (especialmente en los países en desarrollo) y aumentando el movimiento transfronterizo desde latitudes más bajas hacia latitudes más altas7. Para 2100, el cambio climático podría impulsar a aproximadamente 22 millones de personas de África, 27 millones de Asia y 6 millones de América del Sur hacia destinos de latitudes más altas, principalmente Europa (24 millones), América del Norte (17 millones) y Oceanía (5 millones)7. Si bien son significativos para los países de destino, estos números representan solo una pequeña fracción de las poblaciones afectadas, lo que indica que la migración internacional será una estrategia de adaptación viable solo para una pequeña minoría.

Las proyecciones a largo plazo muestran que permitir que el calentamiento global alcance los 3°C para 2100 podría reducir la producción económica acumulada entre un 15% y un 34% en comparación con escenarios sin cambio climático3. Estas proyecciones indican que, sin medidas significativas de mitigación y adaptación, el cambio climático remodelará fundamentalmente las oportunidades económicas globales y las condiciones de trabajo a lo largo del siglo XXI.

Superando los Grandes Obstáculos para Abordar la Carga Económica del Clima

Abordar los impactos económicos del cambio climático en los ingresos y el trabajo presenta desafíos formidables que se extienden a través de los dominios de políticas y las capacidades institucionales. El desafío más fundamental es el aumento exponencial de los daños económicos a medida que aumentan las temperaturas, creando lo que los economistas describen como una relación no lineal entre el calentamiento y las pérdidas económicas3. Este patrón significa que los retrasos en la acción resultan en costos futuros desproporcionadamente mayores, lo que agrava la dificultad de una respuesta efectiva.

El cambio climático plantea una amenaza aguda para la equidad global, ya que sus impactos sobre los ingresos y el trabajo se distribuyen de manera desigual según la geografía y el estatus socioeconómico. La investigación demuestra concluyentemente que el cambio climático profundiza la brecha entre los países en desarrollo y los desarrollados, entre las áreas rurales y urbanas, y aumenta las tasas de pobreza global7. Bajo escenarios climáticos intermedios, aproximadamente el 9.5% de la población mundial podría caer por debajo de los umbrales de pobreza extrema en comparación con el 4% en escenarios sin cambio climático, lo que representa un aumento significativo en el sufrimiento humano y la privación económica7.

Las cadenas de suministro presentan desafíos de adaptación particularmente complejos, ya que su naturaleza global requiere respuestas coordinadas entre múltiples jurisdicciones y sectores empresariales. La interconexión de los sistemas de producción modernos significa que las perturbaciones climáticas se propagan a través de las redes económicas de formas a menudo impredecibles, lo que dificulta la planificación de la adaptación1011. Las empresas enfrentan difíciles compensaciones entre la eficiencia de costos y la resiliencia climática, con estrategias de diversificación que a menudo aumentan los costos de los insumos incluso cuando reducen la vulnerabilidad climática11.

Los desafíos del mercado laboral son igualmente abrumadores, particularmente para los trabajadores al aire libre y aquellos en regiones sin acceso generalizado a tecnologías de enfriamiento. La adaptación requiere una inversión de capital significativa en infraestructura protectora y sistemas de enfriamiento, al tiempo que potencialmente necesita cambios fundamentales en las horas y prácticas de trabajo2. Estas adaptaciones pueden ser prohibitivamente costosas en muchas regiones en desarrollo, creando una situación en la que aquellos más vulnerables a los impactos climáticos tienen la menor capacidad para adaptarse.

Las respuestas políticas enfrentan problemas sustanciales de coordinación, ya que una acción efectiva requiere alineación en múltiples niveles de gobernanza y sectores. La naturaleza de externalidad global del cambio climático, donde las emisiones de un país afectan a todos los países, crea persistentes problemas de acción colectiva que hasta ahora han impedido respuestas de mitigación adecuadas6. Además, si bien algunas medidas de adaptación como la diversificación de la cadena de suministro pueden reducir el riesgo climático para empresas o regiones individuales, pueden exacerbar simultáneamente los impactos distributivos al reducir los salarios en áreas vulnerables al clima11.

Los sistemas financieros enfrentan crecientes riesgos relacionados con el clima que podrían desencadenar una inestabilidad económica más amplia. A medida que se intensifican los impactos climáticos, los sectores corporativos no financieros enfrentan riesgos crecientes por daños físicos y activos obsoletos, lo que podría afectar la calidad del balance de las empresas y desencadenar efectos financieros en cascada6. Estos riesgos para la estabilidad macrofinanciera representan un desafío significativo para los organismos reguladores y las instituciones financieras.

Quizás lo más significativo es que el desajuste temporal entre las inversiones climáticas y los beneficios crea enormes desafíos de economía política. La investigación indica que aproximadamente el 60% de las inversiones climáticas necesarias deben comprometerse antes de 2050, mientras que el 95% del daño económico por la inacción ocurriría después de ese punto3. Esta desconexión temporal complica los esfuerzos para movilizar recursos adecuados para la adaptación y mitigación climática a corto plazo.

Desbloqueando el Potencial para la Prosperidad Económica Adaptada al Clima

A pesar de los severos desafíos que el cambio climático plantea a los ingresos y al trabajo a nivel global, existen oportunidades sustanciales para la innovación, el desarrollo de políticas y la transformación económica que podrían mitigar los impactos negativos al tiempo que crean nuevas posibilidades económicas. El argumento económico a favor de la acción climática es cada vez más convincente, y la investigación indica que las inversiones en mitigación y adaptación podrían generar retornos de cinco a catorce veces la inversión original3.

La inversión en mitigación y adaptación climática representa una de las oportunidades económicas más significativas. La investigación sugiere que invertir del 1% al 2% del PIB mundial en acción climática podría limitar el calentamiento a 2°C para 2100, reduciendo los daños económicos del 15-34% a solo el 2-4% del PIB acumulado3. Esto representa un extraordinario retorno de la inversión, equivalente a aproximadamente tres veces el gasto mundial en atención médica u ocho veces la cantidad necesaria para sacar al mundo de la línea de pobreza global para 21003. Sin embargo, estas inversiones deben concentrarse al inicio, con aproximadamente el 60% comprometido antes de 2050 para abordar eficazmente los futuros impactos climáticos3.

La reestructuración de la cadena de suministro presenta oportunidades para una mayor resiliencia a través de la diversificación y la planificación consciente del clima. La investigación sobre empresas indias demuestra que las empresas ya diversifican las ubicaciones de abastecimiento en respuesta al riesgo climático, equilibrando la probabilidad de perturbaciones climáticas con mayores costos de insumos11. Esta adaptación estratégica puede reducir la volatilidad de los salarios reales, aunque sus efectos sobre los niveles salariales absolutos son más ambiguos debido a posibles aumentos en los costos de los insumos11. Estas lecciones podrían informar esfuerzos más amplios de reestructuración de la cadena de suministro a nivel mundial, reduciendo potencialmente la vulnerabilidad económica de redes de producción enteras a la perturbación climática.

Las innovaciones en el mercado laboral representan otra área de oportunidad significativa, particularmente a través de ajustes en las horas y prácticas de trabajo en regiones vulnerables al clima. Las empresas podrían implementar turnos divididos durante las partes más frescas del día, expandir los entornos de trabajo interiores y con clima controlado, y desarrollar nuevas tecnologías de enfriamiento para los trabajadores al aire libre2. Estas adaptaciones podrían reducir sustancialmente las pérdidas de productividad relacionadas con el clima y, al mismo tiempo, crear potencialmente nuevos empleos en los sectores de adaptación climática.

Mecanismos de política como la fijación de precios del carbono ofrecen oportunidades para reducir simultáneamente las emisiones mientras se generan ingresos que podrían financiar medidas de adaptación. Los impuestos al carbono obligan a los contaminadores a pagar por los daños que causan, creando incentivos económicos para la reducción de emisiones y generando potencialmente fondos públicos sustanciales12. Estos ingresos podrían dirigirse estratégicamente hacia medidas de adaptación que protejan a los trabajadores y comunidades vulnerables de los impactos climáticos, creando un ciclo virtuoso de mitigación y adaptación.

La innovación tecnológica en resiliencia climática representa quizás la oportunidad más transformadora. El cambio climático está impulsando una mayor inversión en tecnologías que van desde cultivos resistentes al calor hasta sistemas de enfriamiento avanzados e infraestructura resiliente al clima1. Estas innovaciones no solo podrían reducir la vulnerabilidad climática, sino también crear potencialmente sectores económicos y oportunidades de empleo completamente nuevos, particularmente en regiones actualmente más vulnerables a los impactos climáticos.

Las estrategias de desarrollo económico regional que incorporan la resiliencia climática podrían transformar la vulnerabilidad en oportunidad económica en algunas áreas. Por ejemplo, las inversiones en infraestructura de energía renovable podrían abordar simultáneamente los objetivos de mitigación climática mientras crean oportunidades de empleo sustanciales en regiones actualmente dependientes de las industrias de combustibles fósiles13. De manera similar, las técnicas de agricultura adaptadas al clima podrían mantener o incluso mejorar la productividad en regiones que enfrentan un creciente estrés por calor y agua.

La escala de las inversiones climáticas necesarias también representa una oportunidad de estímulo económico significativa, creando potencialmente millones de empleos en sectores que van desde la energía renovable hasta la modernización de edificios, el transporte público y la restauración de ecosistemas3. Estas inversiones podrían ayudar a abordar tanto los objetivos climáticos como las necesidades de empleo, particularmente en regiones que experimentan transiciones económicas.

Conciliando Ingresos y Trabajo con la Estabilidad Ecológica

El marco de la Economía Donut proporciona una lente poderosa para analizar el impacto del cambio climático en los ingresos y el trabajo, enfatizando la necesidad de operar dentro de los límites planetarios (el anillo exterior) y las bases sociales (el anillo interior). El cambio climático desafía fundamentalmente la capacidad de mantener oportunidades adecuadas de ingresos y trabajo (una base social central) respetando los límites ecológicos, creando tensiones que requieren una transformación económica sistémica.

Dentro del marco Donut, los ingresos y el trabajo se sitúan en la intersección de múltiples sistemas superpuestos. Los impactos climáticos en la productividad laboral y la producción económica afectan directamente la capacidad de las personas para asegurar sus medios de vida, mientras que, simultáneamente, las actividades económicas que generan emisiones de gases de efecto invernadero contribuyen a sobrepasar el límite planetario del cambio climático14. Esto crea una relación compleja donde las estrategias de crecimiento económico convencionales pueden abordar simultáneamente las necesidades de la base social (ingresos y trabajo) mientras socavan los límites ecológicos que aseguran la sostenibilidad a largo plazo.

El “espacio seguro y justo” para los ingresos y el trabajo requiere equilibrar oportunidades económicas adecuadas con la estabilidad climática, un desafío que se vuelve cada vez más difícil a medida que aumentan las temperaturas. La investigación indica que el cambio climático empujará aproximadamente al 9.5% de la población mundial por debajo de los umbrales de pobreza extrema en escenarios intermedios, en comparación con el 4% en escenarios sin cambio climático7. Esto representa un socavamiento directo de la base social, ya que millones pierden seguridad económica debido a los impactos climáticos en la productividad y las condiciones laborales.

El cambio climático amenaza particularmente la base social en las regiones en desarrollo donde la capacidad de adaptación es limitada. Los impactos desproporcionados en África, Asia y América del Sur, con reducciones proyectadas del PIB del 40%, 25% y 34% respectivamente para 2070, indican un desafío fundamental para mantener oportunidades adecuadas de ingresos y trabajo en estas regiones7. Esto sugiere que mantener la base social requerirá una inversión sustancialmente mayor en medidas de adaptación y transformación económica en las regiones vulnerables al clima.

El marco Donut destaca conexiones importantes con múltiples Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), particularmente el ODS 8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico), el ODS 1 (Fin de la Pobreza), el ODS 10 (Reducción de las Desigualdades) y el ODS 13 (Acción por el Clima). La investigación demuestra claramente que el cambio climático amenaza el progreso en los objetivos de oportunidad económica y reducción de la pobreza, mientras que simultáneamente exacerba la desigualdad tanto dentro como entre las naciones14. Lograr estos ODS interconectados requiere enfoques integrados que aborden tanto la mitigación climática como la oportunidad económica simultáneamente.

Las consideraciones sobre la cadena de suministro iluminan dinámicas importantes dentro del marco Donut. La evidencia actual sugiere que la diversificación de la cadena de suministro puede reducir la vulnerabilidad climática pero, al mismo tiempo, puede reducir los salarios en regiones propensas a frecuentes perturbaciones climáticas11. Esto ilustra las complejas tensiones entre diferentes elementos de la base social, donde las medidas para aumentar la resiliencia pueden socavar inadvertidamente la seguridad de los ingresos en regiones vulnerables.

La dimensión temporal de los impactos climáticos resalta importantes consideraciones de equidad intergeneracional dentro del marco Donut. La investigación indica que aproximadamente el 60% de las inversiones climáticas necesarias deben comprometerse antes de 2050, mientras que el 95% del daño económico por la inacción ocurriría después de ese punto3. Esto representa un profundo desafío para la justicia intergeneracional, ya que la acción tardía sobre el cambio climático transfiere efectivamente los costos económicos a las generaciones futuras que experimentarán oportunidades de trabajo e ingresos disminuidas.

El marco Donut enfatiza la necesidad de un diseño económico regenerativo que opere dentro de los límites ecológicos mientras satisface las necesidades humanas. La evidencia económica actual sugiere que esto requiere una reestructuración fundamental de los patrones de producción y consumo en lugar de ajustes marginales a los sistemas existentes13. La magnitud de las pérdidas económicas proyectadas, entre el 15% y el 34% de la producción económica acumulada si el calentamiento alcanza los 3°C para 2100, indica que mantener la base social de ingresos y trabajo será imposible sin abordar simultáneamente los límites planetarios3.

Asegurando un Futuro Justo y Sostenible para el Trabajo en un Mundo en Calentamiento

El cambio climático representa una amenaza sin precedentes para los sistemas económicos globales, con implicaciones particularmente severas para las oportunidades de ingresos y trabajo en todo el mundo. La evidencia demuestra claramente que los impactos climáticos en los mercados laborales y la productividad económica se intensificarán sustancialmente en las próximas décadas, creando desafíos que los enfoques económicos convencionales están mal equipados para abordar. Sin esfuerzos significativos de mitigación y adaptación, el cambio climático remodelará fundamentalmente las oportunidades económicas, profundizando la desigualdad y potencialmente empujando a millones por debajo de los umbrales de pobreza.

La distribución espacial de estos impactos revela profundas preocupaciones de equidad, ya que las regiones que ya enfrentan desafíos económicos experimentarán los daños económicos relacionados con el clima más severos. África, Asia y América del Sur enfrentan posibles reducciones del PIB del 40%, 25% y 34% respectivamente para 2070 bajo escenarios climáticos intermedios, mientras que las regiones de latitudes más altas experimentan impactos sustancialmente menores. Este patrón amenaza con revertir décadas de progreso en el desarrollo económico en muchas regiones, creando nuevos patrones de vulnerabilidad económica y potencial inestabilidad.

Las vulnerabilidades de la cadena de suministro representan un mecanismo crítico de amplificación para los impactos climáticos, con perturbaciones que se propagan a través de las redes económicas de formas complejas y a menudo inesperadas. Investigaciones recientes indican que estos efectos en la cadena de suministro causarán que las pérdidas económicas aumenten exponencialmente a medida que se intensifica el calentamiento, afectando a regiones muy alejadas de los impactos climáticos directos. Estas vulnerabilidades interconectadas requieren respuestas coordinadas entre sectores y jurisdicciones, destacando las limitaciones de los enfoques de adaptación puramente locales.

El marco de la Economía Donut proporciona ideas valiosas para abordar estos desafíos, enfatizando la necesidad de operar dentro de los límites planetarios y las bases sociales. Mantener oportunidades adecuadas de ingresos y trabajo respetando los límites ecológicos requiere una transformación económica fundamental en lugar de un ajuste incremental. La evidencia sugiere que dicha transformación es económicamente beneficiosa, con inversiones en mitigación y adaptación climática que potencialmente generan retornos de cinco a catorce veces la inversión original.

La dimensión temporal de los impactos climáticos crea desafíos particulares para el desarrollo de políticas, ya que aproximadamente el 60% de las inversiones climáticas necesarias deben comprometerse antes de 2050, mientras que el 95% del daño económico por la inacción ocurriría después de ese punto. Este desajuste entre el momento de la inversión y la realización de los beneficios complica los esfuerzos para movilizar recursos adecuados para la acción climática, a pesar del convincente argumento económico a favor de tales inversiones.

Bibliografía